La variedad de abastecimientos que ofreció el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama desde los orígenes de la Humanidad en nuestra zona, fue la causa esencial para que los asentamientos humanos proliferasen desde la Prehistoria y continúen en nuestros días.
El aprovechamiento de los pastos para ovejas, cabras y vacas, la abundante leña y explotación de los bosques de pinares, la caza y cultivo para alimento, o la posibilidad de levantar construcciones estables gracias al trabajo del granito fueron sus primeros y principales beneficios. Pero según avanzó la sociedad, así cambió la forma de ver este entorno natural y su provecho.
La primera referencia literaria que tenemos de la Sierra de Guadarrama está en la Estoria Gótica de Jiménez de Rada, lo que nos da cuenta de que, entre los siglos XII y XIII, ya era digna de mención con su antiguo nombre, la Sierra del Dragón. Desde el siglo XIV, su literatura prolifera con el Libro de la Montería, de Alfonso XI, y el Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita, y el gusto por la naturaleza y su belleza creció para ser recogida, no solo en las Serranillas del Marqués de Santillana del siglo XV, sino por numerosos autores como Jovellanos, Pío Baroja, Giner de los Ríos, Unamuno, Ramón Menéndez-Pidal, Ortega y Gasset, Aleixandre o Camilo José Cela.
La pintura no pudo por menos que caer rendida ante los escenarios que ofrecía nuestra sierra, y muchos grandes pintores se inspiraron en ella para sus paisajes y escenas cotidianas como Velázquez, Houasse, Francisco de Goya, Haes, Fernández de la Oliva, Rico, Beruete o Sorolla, un espíritu de admiración y redescubrimiento preludio de nuestra actual necesidad de fotografiarla.
Después de tantos siglos de documentar, de una manera u otra, la Sierra de Guadarrama, fue Francisco Giner de los Ríos quien, en el siglo XIX, coge el testigo creando el concepto de “paisaje” que hace gozar nuestros sentidos y engrandecer nuestro espíritu, y traslada nuestra sierra a la nueva Institución Libre de Enseñanza como aula de aprendizaje complementaria. Por supuesto, toda la Generación del 98 estuvo profundamente unida a la sierra, no solo en sus escritos y enseñanzas sino como redescubridores que fueron de este espacio con sus largas y famosas excursiones.
Estas enseñanzas y excursiones abrieron paso a una nueva etapa en la historia de la Sierra de Guadarrama, donde el año 1913 marcó el nacimiento de la Asociación Peñalara “Los doce amigos”, bajo la presidencia de Constancio Bernaldo de Quirós. La Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara comenzaría así sus andanzas por la montaña, tomaría el relevo en la lucha por su protección y conseguiría que nuestra sierra fuera Sitio Natural de Interés Nacional en 1930, el precedente a los Espacios Naturales Protegidos.
Años han pasado de todo aquello, pero seguimos siendo los mismos que necesitamos vivir y proteger nuestro entorno que, desde 2013, se llama Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.