La Fábrica de Papel Continuo: el Molino de la Tuerta

  • Accesibilidad física
  • Adecuado para niños
  • Patrimonio histórico

Un molino transformado, acorde a los nuevos tiempos

Su molienda de cereal fue una de las que abasteció a Manzanares El Real, pero las nuevas necesidades lo modificaron para formar parte de la Fábrica de Papel Continuo.

La Fábrica de Papel Continuo: el Molino de la Tuerta

La historia y uso del Molino de la Tuerta como molino harinero se remonta, por lo menos, a los inicios del siglo XVIII. Los textos históricos parecen indicarnos que su nombre rememora a la que fuera su primera dueña, una mujer colmenareña cuyo llamativo rasgo en la mirada, no sabemos si por descriptivo o por agravio de sus coetáneos, ha dejado esa denominación del “Molino de la Tuerta” hasta nuestros días.

De los siete molinos que tenía nuestro municipio, el de la Tuerta fue el que sufrió la mayor modificación para adaptarlo, allá por los años 1837, como lugar de fabricación de pasta de papel para el gran complejo que fue la primera Fábrica de Papel Continuo de España.

Su importancia arqueológico-industrial hace que sea un bien de especial protección y objeto de investigación constante.

Un yacimiento de arqueología industrial

Descubrir parte de la historia empresarial de nuestro municipio es una de nuestras fortunas.

Los restos que actualmente vemos forman parte de una industria papelera que se instaló en Manzanares El Real en 1837. Una familia de papeleros alcoyanos compra el edificio de un Batán del Real Hospicio de Madrid, ubicado junto al puente sobre el río Manzanares, para transformarlo en la primera fábrica de bobinas de papel continuo de España. Este producto estaba destinado a los nuevos diarios y gacetas que proliferaban a lo largo del siglo XIX, dentro del desarrollo de la prensa y el periodismo de ese siglo.

La peculiaridad de esta empresa es que, para las diferentes etapas del proceso de producción y fabricación del papel, se utilizaron varios edificios dentro y fuera del pueblo: dos molinos harineros, el Molino de los Frailes o del Cura y el Molino de La Tuerta, fueron adquiridos y transformados por Don Mariano Abad para dedicarlos a la fabricación de la pasta de papel, y la maquinaria de fabricación de las bobinas, importada desde Bélgica, se instaló en el gran edificio junto al Puente Viejo, en la calle Real, donde hoy se alza una urbanización que aprovecha el fuerte basamento de la fábrica, del que conservamos restos. Al otro lado de la calle, junto al arroyo Cortecero, diferentes inmuebles le sirvieron de apoyo: las casas de operarios conocidas como Chamberí, el almacén, la fragua, la carbonera y, junto al río, la leñera. En la plaza, frente al Ayuntamiento, el Parador sirvió de secadero y alojamiento de personal relacionado con la empresa.

Acordeón 1 fabrica de papel molieno de la tuerta

En el complejo arqueológico-industrial de Prado Puente están los restos del Molino de la Tuerta, uno de los principales bienes patrimoniales de nuestro municipio que está en proceso de excavación e investigación desde 2014. Hasta la fecha, sabemos que este pequeño molino estuvo en funcionamiento desde, al menos, principios del siglo XVII, dedicado a la molienda de cereales con una piedra movida por un salto de agua en canal.  A principios del siglo XIX fue modificado y utilizado para “desfilochar” (deshilachar) telas y trapos para, a partir de ellos, crear la pulpa de la pasta de papel. La fuerza de las aguas del río Manzanares eran canalizadas a través del Caz de Los Quiñones, que primero movió las piedras de moler y luego los mazos y cuchillas del molino. El primitivo canal de piedra fue sustituido por una gran rueda hidráulica cuando se amplió la instalación y, junto a él, se construyeron varios edificios y estructuras: un espacio que contenía las pilas para depositar la pasta, con una galería abierta sobre columnas de granito de las que aún conservamos las bases; un espacio abierto del que, por ahora, desconocemos su función; el edificio de la prensa, caracterizado por un solado de losas de granito y el pozo de drenaje y filtrado, por el que se eliminaba el agua de la pasta de papel; el edificio del Gas o Lejiadora, una estructura formada por seis depósitos abovedados divididos por muros de ladrillo macizo y suelo de losas de granito, todo ello enlucido con mortero hidráulico, donde la mezcla de productos químicos en sus dos pilas de granito producían los gases que blanqueaban la pasta. Después de este proceso, la pasta de papel era trasladada a la fábrica para confeccionar los pliegos y bobinas.

El Caz de los Quiñones, tan antiguo como la propia villa y la infraestructura más importante para la vida de los manzanariegos data, al menos, del siglo XVI, y estaba destinado a usos económicos del agua como el riego de huertas y prados, el movimiento de ingenios hidráulicos (molinos, batanes, ferrerías o tintes) y el abastecimiento de zonas habitadas. Consta de tres partes: la presa de captación de aguas en la confluencia del río Manzanares con la Cañada de los Toros, la canalización realizada en mampostería de granito y los diferentes ramales que regaban las huertas de esta margen del río hasta la zona de Prado Puente. Aquí, servía de fuerza motriz para el Molino de la Tuerta; después, las aguas continuaban su camino hasta el antiguo Batán del Real Hospicio de Madrid y un ramal surtía al lavadero público junto al Puente Viejo. Las aguas no utilizadas seguían su curso regando otras huertas y prados en la zona meridional de la población. La salida del Caz de Los Quiñones del Molino de la Tuerta es una espectacular construcción de cantería con dos metros de anchura, solada con granito.

La crisis industrial de finales del siglo XIX, y el proyecto del Marqués de Santillana para construir la Presa de Santillana y un salto hidráulico para dar agua y luz a los nuevos barrios de la zona norte de Madrid, supusieron el final de esta industria a principios del siglo XX.

Acordeón 2 fabrica de papel molieno de la tuerta

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