Ermita de Nuestra Señora de la Peña Sacra

  • Accesibilidad física
  • Adecuado para niños
  • Patrimonio histórico

Donde se mezclan la religión y el culto pagano

Allí está, a los pies de La Pedriza, asentada sobre la gran roca que le da su nombre, vigilando nuestra naturaleza y nuestro pueblo desde lo alto.

Ermita de Nuestra Señora de la Peña Sacra

En una localización especialmente mágica de Manzanares El Real, entre la más pura naturaleza y la vida de sus vecinos, la Ermita de Nuestra Señora de la Peña Sacra pervive a los avatares del tiempo y la historia.

De finales del siglo XV, la época de esplendor de nuestra Villa, el origen del culto sagrado que guarda se aleja en el tiempo hasta la época de los celtas y druidas, cuando nuestros ancestros carpetanos habitaban este paraje.

Siglos han pasado ya de eso, pero su tradición religiosa sigue muy viva entre los manzanariegos que festejan, todos juntos, el día de su patrona con comida y bailes en los prados de la Virgen, junto al Canto Redondo.

La ermita que sobrevive

Mucha historia y muchas vivencias ha tenido nuestra ermita… ¡Si sus paredes hablaran!

Enclavada a los pies de La Pedriza y orientada hacia el este, es la única ermita que queda en pie en el municipio de las siete que se levantaron a lo largo de los siglos. Su ubicación no es casual, ya que en las cercanías hay evidencias de un poblado más antiguo y la ermita pudo mantener su dedicación como lugar sagrado.

Su construcción debió comenzar a finales del siglo XV coincidiendo con el momento de máximo esplendor de la Villa, cuando los Mendoza construyen su castillo y la nueva iglesia parroquial. El edificio original, de planta cuadrada, estaba destinado a ejercer de capilla y se le adosaron la sacristía y la vivienda del ermitaño a lo largo del siglo XVII, lo que le dio su actual aspecto. La construcción aprovecha la materia prima de la zona en la mampostería de granito, y tiene sillares de refuerzo en las esquinas, puertas y ventanas. La cubierta se apoya en una cornisa decorada con las típicas bolas isabelinas, también presentes en la iglesia y en el Castillo Nuevo. A pesar de su aparente humildad, la bóveda de crucería de estilo gótico es especialmente hermosa, utilizando nervios de piedra que forman una flor enmarcada por los paños de ladrillo colocado de medio pie. También es muy destacado el arco apuntado que separa la cabecera del resto del edificio.

Gracias a la documentación histórica sabemos que, desde el siglo XVI, la ermita tenía una importante congregación de fieles que adquirió mayor importancia a partir de 1707, cuando nobles madrileños crearon la Hermandad de la Virgen de Peña Sacra y se apropiaron de los ritos en honor a la Virgen. En el día de su fiesta, tradicionalmente la población subía en procesión a la ermita desde el pueblo, pero a partir de este momento se ampliaron las ceremonias con la bajada de la imagen a la iglesia parroquial el sábado de la Pascua de Pentecostés hasta su regreso el lunes. Gran cantidad de fieles venían desde la Corte y los pueblos de los alrededores, motivo por el que se incorporaron a la fiesta el baile, los fuegos artificiales, y representaciones teatrales en la plaza del pueblo que contaban la leyenda de la aparición de la Virgen ante siete obispos sobre la Peña Sagrada.

Ermita de Nuestra Señora de la Peña Sacra - acordeón 1

El ermitaño, persona especialmente importante para estos lugares de culto, era elegido por el párroco y podía ser hombre o mujer. Alguna de sus ocupaciones era recorrer los pueblos cercanos pidiendo limosna para la ermita, además de guardar el templo. Bernaldo de Quirós nos habla de la valentía de estos ermitaños en su libro La Pedriza del Real de Manzanares, al recoger una anécdota sobre una guardesa que defendió el templo frente al ataque de unos bandoleros, tan habituales en esa época.

Otro grave suceso tuvo lugar durante las fiestas de 1769, cuando se produjo un incendio en la iglesia parroquial provocado por las velas que rodeaban el altar de la Virgen de Peña Sacra. La iglesia sufrió graves daños quemándose la cubierta y el artesonado, la torre y las imágenes incluyendo la de la Virgen. Los manzanariegos culparon de esta desgracia a la Hermandad de Madrid y, tras la restauración de la Iglesia y el encargo de una nueva imagen, los vecinos de Manzanares El Real recuperaron el control de los ritos en honor a su Virgen.

Como sucedió en muchos lugares de la geografía española, la ermita también sufrió graves daños durante la Guerra Civil, momento en el que se destruyó la nueva imagen del siglo XVIII, aunque se salvó la figura del niño.

Ermita de Nuestra Señora de la Peña Sacra - acordeón 2

Tras esta época de conflicto, la ermita tuvo su primera restauración en 1952, época en la se hizo una réplica de la imagen de la Virgen que fue sufragada por los vecinos de Manzanares El Real y por la Hermandad, entonces compuesta solo por mujeres encargadas de llevarla a hombros en las procesiones, de su cuidado y del adorno de la imagen. Las pelucas de la Virgen se hacían con pelo natural donado por las vecinas del pueblo.

Actualmente, cada lunes de Pentecostés se reúne la práctica totalidad del pueblo y asciende hacia la ermita en procesión con su Virgen, y celebra su romería en el prado cercano, presidido por el Canto Redondo, en honor a la Virgen de Peña Sacra. Sobre el Canto Redondo, el mismo Bernaldo de Quirós escribía: “Próximo a La Sacra, sobre una pradera se alza aislado El Canto Redondo. Uno de tantos de los de La Pedriza, alrededor del cual bailan todavía vecinos de Manzanares el día de la Pascua de Pentecostés, tal vez obedeciendo a un rito prehistórico ligado con el culto de Peña Sacra”.

Ermita de Nuestra Señora de la Peña Sacra - acordeón 3

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