Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares

  • Permitidas mascotas
  • Adecuado para niños
  • Patrimonio natural

Nuestra primera zona de protección natural

Su figura de protección fue la culminación de años de lucha para defender nuestro entorno natural, un espacio que compartimos y conservamos varios municipios, que recoge nuestra identidad como comarca.

Lo que hoy conocemos como Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, es un entorno natural muy variado que se caracteriza por su desarrollo propio y su relación simbiótica con las poblaciones que han vivido y siguen viviendo en él.

Somos muchos los municipios del norte de la Comunidad de Madrid que dependemos de este espacio, que hemos crecido gracias a él y que estamos en armonía con el entorno que nos proporciona. Su marca propia ha hecho que todos nos parezcamos, que tengamos unos orígenes comunes y seamos comarca.

Este precioso corredor verde, tan cercano a Madrid capital, es la puerta de paso perfecta para adentrarse en la naturaleza, para salir de la gran urbe y subir a tierras más elevadas, frescas y de aire limpio, para llegar a la Sierra de Guadarrama.

Gran variedad natural y humana

Hasta que llegó a tener la protección actual, muchas vicisitudes pasó este parque que, por supuesto, también se merecía ser Espacio Natural Protegido y Reserva de la Biosfera.

El año 1930 marcó un antes y un después en el patrimonio natural madrileño. Después de décadas de amantes de la montaña y de redescubridores de la Sierra de Guadarrama, nuestro entorno obtuvo su primera definición proteccionista con entidad propia, siendo declarado Sitio Natural de Interés Nacional con la Real Orden 213. Considerado el precedente a los Espacios Naturales Protegidos, este nombramiento supuso un cambio de paradigma que ya solo podía derivar en garantizar su conservación para el futuro.

El siguiente paso en la protección del paraje influido por el río Manzanares se dio en 1978 cuando, por real decreto, se constituyó el Parque Natural de la Cuenca Alta del Río Manzanares que ampliaba los márgenes de protección de parte de la Sierra de Guadarrama, incluyendo La Pedriza. Este ámbito de amparo sería el verdadero precedente del Parque Regional que fue oficialmente instituido con la Ley 1/1985, de 23 de enero, de Declaración de Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.

Tras dos ampliaciones de la zona de protección, en 1987 y en 1991, y siendo Espacio Natural Protegido y Parque Regional, solo quedaba una figura que garantizase, definitivamente, su conservación y su importancia natural: su declaración como Reserva de la Biosfera por la UNESCO el 9 de noviembre de 1992.

Todas estas declaraciones y normativas son esenciales para poder regularizar, correctamente, este enorme espacio de suma importancia cuya superficie recoge 42.583 hectáreas y 18 municipios, de los cuales Manzanares El Real, Hoyo de Manzanares y Tres Cantos tenemos nuestros núcleos poblacionales incluidos por completo bajo su protección.

Que el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares sea Espacio Natural Protegido implica que contiene sistemas y elementos naturales representativos de su paisaje, endémicos, que pueden estar amenazados o ser frágiles, pero que son de especial interés y se ha de garantizar la conservación de su diversidad. Asimismo, es esencial su relación con las poblaciones humanas que se han desarrollado y adaptado a su medio, y que han podido modificar su paisaje haciéndolo merecedor de su protección.

Al ser Reserva de la Biosfera, su normativa internacional asegura su conservación biológica, de los sistemas tradicionales de uso humano y su gestión natural, económica y de formación. Para ello, la UNESCO concibe tres zonas de protección que garantizan esta simbiosis: la zona de transición, donde se permite el desarrollo controlado de los núcleos poblacionales que lindan con este espacio natural; la zona tampón, subsiguiente a la anterior, donde solo se permiten actividades compatibles con la conservación del medio natural; la zona núcleo, la más alejada de los asentamientos urbanos, donde se instaura la mayor protección de la reserva de la biosfera.

Parque Regional - acordeón 1

La amplia extensión del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares hace que su diversidad geológica, edafológica, faunística y botánica sean realmente admirables. A pesar de tener un clima propio de la vertiente mediterránea, la vida que se desarrolla aquí es muy heterogénea y está adaptada a los diferentes hábitats que ofrece el entorno diverso en el que nos encontramos.

En el Parque Regional encontramos tres zonas marcadas, principalmente, por sus diferencias orográficas. Así, las zonas más elevadas destacan por sus formaciones graníticas y gneises, con vegetación acomodada a los suelos rocosos como líquenes, musgos, pastizales supra-arbóreos, enebros, piornales, arbustíferas frutales como la zarzamora, y aromáticas como el romero o la lavanda silvestre. La fauna en esta zona, también adaptada, se caracteriza por pequeños mamíferos que encuentran alimento suficiente en este entorno, así como refugio, a excepción de la cabra montés, perfectamente acomodada. El buitre negro y el buitre leonado son las grandes estrellas de la avifauna de esta zona, y una rica herpetofauna que encuentra en este nicho uno de los pocos lugares de supervivencia, como el lagarto ocelado o la lagartija serrana.

La zona de media altura del Parque Regional está ocupada por la Sierra del Hoyo, donde ya encontramos cercanía a núcleos poblacionales como Moralzarzal, Galapagar, Hoyo de Manzanares o Torrelodones. Esta demarcación se caracteriza por tener montañas menos elevadas y de contornos más suaves, con suelos más terrosos y ricos que la zona anterior, donde proliferan encinas, bosques de enebros, robledales, cipreses, pinares de montaña y de repoblación, alcornoques, y una amplia gama de vegetación mediterránea como la jara pringosa, el romero, el tomillo y la lavanda. Aquí aumenta la variedad de fauna cuyo alimento y refugio también está en los árboles, por lo que encontramos conejos, corzos, ardillas, comadrejas, gamos, ginetas, jabalíes y zorros, por ejemplo, así como aves de diferentes tamaños y hábitos, como el cuco, el picapinos, el águila real, el búho real, el águila calzada, el milano real, el azor o el cernícalo. La herpetofauna en esta zona también aumenta gracias a los humedales y charcas que forma, en nuestro caso, el río Manzanares, pudiendo ver víboras, culebras viperinas, sapos corredores o ranas patilargas.

La última zona, la más baja en su orografía, corresponde a las llanuras y valles bajos de la Sierra de Guadarrama, donde también se encuentran el monte de El Pardo y el de Viñuelas. Esta zona es, históricamente, la más afectada por la acción antrópica, ya que es la de menor altura, compuesta por suelos terrosos y limos de gran riqueza productiva, y mayor facilidad para la conducción del agua de los ríos. Esta acción ha creado paisajes únicos que hoy también forman parte del patrimonio natural y etnográfico del Parque Regional, como encinares adehesados y dehesas de fresnos que, actualmente, siguen estando en uso comunal para su explotación y mantenimiento. Esta vegetación convive con abedulares, sabinares y alcornocales, estepas, pastos, arbustos y humedales, toda una riqueza vegetal que da cobijo a la misma fauna que encontramos en la zona anterior, solo que de forma multiplicada y enriquecida por las aves acuáticas y los peces que habitan en los embalses de Santillana y El Pardo.

Parque Regional - acordeón 2

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